Hemos creado una plataforma en Facebook de apoyo a la continudad del cheque bebé de 2.500 euros de ayuda para todos los bebés nacidos en este país. Desde esta plataforma puedes mostrar tu apoyo y enviar todos los comentarios que desees.
Muchas gracias.
Casi tres años. Ése ha sido el tiempo de vida que ha durado el ‘cheque- bebé’, la medida estrella anunciada por José Luis Rodríguez Zapatero en el Debate del Estado de la Nación del año 2007.
“España, para seguir progresando, necesita más familias y con más hijos. Y las familias necesitan más apoyo para tener esos niños y más recursos para criarlos”, aseguraba Zapatero aquel 4 de julio de 2007.
Sin embargo, desde su nacimiento, la iniciativa fue considerada ‘electoralista’ por parte de la oposición, que denunció que su objetivo era captar votos de cara a las elecciones de marzo de 2008.
La ayuda de 2.500 euros por nacimiento o adopción de un hijo fue aprobada por el Senado en noviembre de 2007 y comenzó a cobrarse a finales de ese mes durante el mandato de Jesús Caldera como ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.
Tenían derecho a esta prestación todas las madres que hubiesen tenido o adoptado un hijo después del 1 de julio de 2007 y en caso de fallecimiento, el padre sería el beneficiario. El único requisito exigido para solicitar la ayuda era ser español o haber residido en España de forma continuada durante al menos dos años antes del nacimiento del hijo o la adopción. En el caso de las madres solteras, familias numerosas o con hijos deficientes, la ayuda subía 1.000 euros más.
Durante el año 2008, más de 490.000 familias pudieron recibir los 2.500 euros del ‘cheque-bebé’, lo que supuso un desembolso para el Estado de 1.233 millones de euros.
Los principales dardos que recibió la medida fue que la cantidad de 2.500 euros era la misma para las familias con pocos ingresos que para las de sueldos muy elevados.
La iniciativa también creó auténticos quebraderos de cabeza al ex ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, para cuadrar los Presupuestos del Estado. Solbes intentó a toda costa mitigar el impacto de los 2.500 euros por bebé y se estableció una doble vía de pago: como prestación de la Seguridad Social o a través de la declaración del IRPF, con lo que se retrasaba el cobro de la ayuda.
Poco más de un año después de que entrara en vigor la polémica Ley del cheque bebé sacado de la manga por el Presidente del Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero, y viendo la esencia y funcionamiento de dicha ley, podemos afirmar que la misma es racista, feminista y discriminatoria.
La base fundamental de la Ley es que el cheque bebé se pagará a todas aquellas madres (españolas o no) que tengan más de dos años de residencia continuada en España, sin importar para nada la condición del padre u otro ascendiente de la criatura.
Por lo tanto, podemos obtener algunas concluisones basadas en los siguientes ejemplos:
La Ley es racista con las mujeres extranjeras: ya que mientras una mujer extranjera no tiene derecho a la ayuda aunque se trate de un padre español, las mujeres españolas sí que tienen derecho aunque el padre sea extranjero.
La Ley es feminista con los hombres españoles: Para un bebé nacido en España su madre española sí que tiene ayudas, independientemente de la nacionalidad del padre; mientras que su padre español no tiene ayudas si la madre no tiene más de dos años de residencia en España.
La ley es discriminatoria con las familias heterosexuales: Mientras en las familias heterosexuales la ayuda solamente puede solicitarla la madre (teniendo que ser sólo ella quien cumpla el requisito de la residencia), en las familias homosexuales (cuando los dos ascendientes son del mismo sexo) ellos pueden elegir quien de los dos es la persona que solicita las ayudas, eligiendo a la persona que cumpla los requisitos de más de dos años de residencia en España
En relación a estos defectos de la Ley, vamos a enviar un correo electrónico al flamante Ministerio de Igualdad, para ver qué aclaraciones nos pueden hacer al respecto. En el momento en que tengamos respuesta la misma será publicada en la web.
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La presidenta de la Federación Española de Familias Numerosas, Eva Holgado, pidió hoy al nuevo Gobierno socialista que cumpla en este mandato la promesa que hizo ya en 2004 de incrementar y extender a todas las familias la paga de 100 euros que cobran ahora mensualmente las madres que trabajan fuera de casa por cada hijo de hasta tres años.
En declaraciones a Servimedia, Holgado afirmó que los 100 euros que perciben ahora las madres que cotizan a la Seguridad Social por cada hijo de hasta tres años son “insuficientes” y aseguró que una mujer que no trabaje fuera del hogar puede que los necesite más que la que sí lo hace.
Por este motivo, insistió, es necesario que el Partido Socialista cumpla la promesa que hizo ya cuando se presentó a las anteriores elecciones generales de incrementar y extender esta paga a todas las madres, trabajen o no fuera del hogar.
Y es que, en opinión de las familias numerosas, el PSOE no ha sido el partido político que más propuestas ha hecho para mejorar la calidad de vida de las familias. La única medida nueva que ha ofrecido el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, continuó su presidenta, ha sido el “cheque bebé”, que no ha beneficiado tanto como se cree a las familias numerosas.
Si todas las familias tienen derecho a percibir 2.500 euros por cada nuevo hijo, las numerosas pueden recibir 1.000 más, pero sólo en el caso de que su renta familiar no supere los 16.000 euros, explicó Holgado, quien consideró esta medida “injusta”, porque, argumentó, hay familias numerosas formadas por una viuda y dos hijos, pero las hay también de cinco y más miembros y es fácil que cobren más de 16.000 euros.
A juicio de la Federación Española de Familias Numerosas, el principal fallo de las políticas familiares del Ejecutivo de Zapatero es que no tienen en cuenta la renta per cápita, sino la global de toda la unidad familiar.
Por este motivo, concluyó la presidenta de las familias numerosas españolas, “pedimos al nuevo Gobierno que cambie el chip y valore a las familias numerosas en lo que valen”, pues “somos las únicas que aseguramos el relevo generacional”.
Las elecciones se acercan y el miedo a perder el poder invade a Rodríguez Zapatero y su séquito, que no dudan en cambiar su discurso e improvisar medidas y propuestas para contrarrestar las promesas de los populares.
Esta semana le ha tocado el turno a las rebajas fiscales. Hasta hace unos días el Gobierno, con Solbes a la cabeza, aseguraba tajante que no iba a entrar en la carrera de las rebajas fiscales iniciada por el PP. Esto era antes de conocer la propuesta concreta de reforma del IRPF de Rajoy. Se ve que los encargados de la campaña de ZP, o él mismo, han pensado que esto de la rebaja de impuestos puede robar unos cuantos votos al PSOE, de forma que ni corto ni perezoso el presidente decidió dar 400 euros a trabajadores y pensionistas.
La medida ha creado una polémica enorme: que si es electoralista, lo que nadie niega, porque estamos en campaña; que si no afecta a las rentas más bajas, lógicamente porque si es una rebaja del IRPF sólo se benefician de ella los que pagan el impuesto y las rentas bajas no lo pagan, y que si es una improvisación.
De todas estas críticas yo me quedo con la última. Es lógico que en campaña electoral se hagan propuestas: las hace el PP, las hace el PSOE, y son los ciudadanos los que deciden a quién votan. Y diga lo que diga el PP los 400 euros que promete Zapatero tienen exactamente el mismo trato fiscal que los 1.000 euros que ha anunciado Rajoy para las mujeres trabajadoras. Y a mí no me gustan ni los 400 de ZP ni los 1.000 de Rajoy. Soy mujer pero no entiendo por qué, por el mero hecho de serlo, tengo que pagar menos impuestos que el compañero de al lado que tenga mi mismo salario. A unos y otros les diría que hay que tener un poco más de imaginación.
Sí me gusta, sin embargo, la reforma general del IRPF que propone el PP: que se rebajen los tipos del impuesto, que aumenten las deducciones familiares y si es posible que el ahorro pague menos. Lo de los cheques -de 400 euros para los trabajadores, de 1.000 para las mujeres, de 2.500 para los bebés, o de 210 para los jóvenes- los proponga quien los proponga, me parecen una indecencia.
Yolanda Gomez en ABC.
Llevo a mi hijo a una escuela infantil pública de un ayuntamiento en el extrarradio de Zaragoza y pago 240 euros al mes, con comedor. Llevaba a mi otra hija a una guardería privada en el barrio de Santa Isabel y cobraban el año pasado 170 euros en horario de 9.00 a 12.30 horas (más 90 euros por el comedor y 50 euros por llevarla una hora antes).Cobran lo que quieren, porque hay más demanda que oferta. No hay opción siquiera para solicitar una guardería municipal en un barrio como Santa Isabel, que ha escolarizado este año unos 225 niños de 3 años. Obligan a reducir la jornada laboral, como mínimo.
Y mientras, en la puerta de mi casa, la guardería municipal de Santa Isabel, terminada desde noviembre y sin funcionar ¿porque no tienen presupuesto?
Es una vergüenza que anuncien a bombo y platillo los 2.500 euros por nacimiento y no se ocupen de las necesidades reales de las familias.
ANA L.R. en 20 Minutos.
El retraso en el cobro de las prestaciones por maternidad está originando ciertos desajustes y apuros en la economía familiar precisamente en parejas con un recién nacido a su cargo. Cada día, las oficinas del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) en Zaragoza reciben quejas de mujeres que denuncian llevar más de dos meses sin percibir su salario, –lo asume la Seguridad Social desde el momento del parto–. Su malestar se hace más patente si se compara esta demora con el plazo de 15 días, en el que antes se percibía esta prestación.
El punto álgido de estas quejas correspondió al mes de diciembre, al acumularse las peticiones que se recibieron durante los meses de octubre y noviembre, periodo en que tuvo lugar la huelga de funcionarios de las oficinas del INSS de recogida de las solicitudes. A pesar del tiempo transcurrido, lo cierto es la situación no se ha resuelto, y la propia dirección provincial reconoció ayer a este diario que el atasco persiste, lo que provoca que se siga recibiendo alguna queja casi a diario.
Es el caso de una joven zaragozana, de 26 años, que dio a luz el pasado 18 de noviembre, pero también el de su propia cuñada que fue madre el 11 del mismo mes, pero que prefieren mantener el anonimato. “Lo increíble no es que no haya cobrado la ayuda de 2.500 euros, que es una ayuda que tramita Hacienda, es que ni siquiera he recibido el sueldo que me corresponde por la baja maternal desde mediados de noviembre. Mi empresa me pagó hasta el 17 de noviembre y desde el 18 que fui madre ya no he cobrado nada, pero sigo viviendo y con una hija”.
Esta joven también denuncia que su marido tampoco ha cobrado los 15 días de paternidad que corren a cargo de la Seguridad Social, lo que les ha llevado a ajustarse el cinturón. “Con todas las ayudas que prometen y estos meses en que por fin hemos sido padres están siendo los más duros porque estamos muy apurados. En unos días tendremos que pagar los 750 euros de hipoteca, y los gastos fijos”.
NUEVAS OBLIGACIONES
Fuentes de la dirección provincial del INSS en Zaragoza insistieron ayer en que el atasco se originó a raíz de la publicación en el 2007 de la ley para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en la que se incluía la creación de una nueva prestación, la de paternidad de los 15 días. Esto ha originado un mayor volumen de trabajo que ha tenido que ser asumido por los funcionarios del INSS sin que se hayan ampliado los recursos. De hecho, a final de año, el número de solicitudes de paternidad han igualado al de maternidad y ha aumentado la natalidad un 10%.
Dentro de este contexto se enmarca la huelga de los funcionarios que originó un atasco en la recepción de la solicitudes, con la lógica demora en su tramitación y por tanto recepción económica. Además, ha propiciado también casos de extravío de expedientes, tal como denunciaron a este diario algunas de las afectadas.
“Yo puedo entender que los funcionarios se pongan de huelga para denunciar el exceso de trabajo que tienen, pero es que los no dejan de cobrar su salario, pero yo sí, y con mis impuestos pago sus sueldos”, dice la joven zaragozana que lamenta la situación de penuria económica en la que se ha visto inmersa. “La cuesta de enero es cada vez más empinada, nuestros ahorros se acaban y mi hija necesita ropa y pañales. Estamos de rebajas y ni siquiera he podido ir a comprarle lo que tenía previsto ante la merma de nuestra economía”. Y añade: “Lo que más me irrita no es no percibir los 2.500 euros de las ayudas, sino no cobrar mi sueldo”.
Remito la carta que ha «escrito» mi nieto Erick poco después de nacer:
Me llamo Erick y nací el pasado 26 de diciembre. Soy hijo de un español y mis abuelos paternos son españoles, pero mi madre no es española, aunque lleva viviendo en Logroño tres años. Mi madre está empadronada y cuenta con la tarjeta de la Seguridad Social. Soy español e hijo de español, pero el Gobierno central socialista se niega a pagarle a mi madre los 2.500 euros prometidos por cada niño que nace en España.
Mi madre no puede cobrar el cheque que traen debajo del brazo los bebés que nacen en España desde el 3 de julio del 2007. Mi madre no puede cobrarlo y tampoco puede cedérselo a mi padre, aunque otras mamás sí que pueden.
¿Por qué el Sr. Zapatero no le da ese dinero a mi madre? ¿Por qué yo soy distinto a otros bebés? ¿Por qué los niños que tienen 2 padres o 2 madres del mismo sexo sí los cobran y yo no? ¿Por qué mi padre no puede cobrar ese dinero aunque otros padres sí que pueden?
Para mí, el Gobierno central socialista ha aprobado una ley que ampara el racismo, porque no todos los bebés que nacemos somos iguales. A mi madre no le conceden esos 2.500 euros, pero no dicen porqué no se los dan. Yo creo que es para dedicarlos a la integración y a la alianza de civilizaciones de la que tanto habla el presidente de¿ Gobierno… ¿Es esto racismo?
P. D. ¿Qué pensaré de mayor si al nacer ya me han discriminado?
Erick, mi nieto.
Mari Carmen Canillas
Francia es la nación de Europa donde más niños nacen. Cada año llegan al mundo en el país vecino el doble de bebés que en España. Sarkozy da ejemplo: tras haber reunido cinco hijos en su matrimonio con Cécilia, pocos dudan que si se casa con Carla Bruni tendrá más.
Por descuido del cartero, un hombre recibe una carta que no era para él. Curioso como es, le intriga descubrir quién se esconde tras esa caligrafía femenina y todos esos corazoncitos en el sobre. El folio fija una cita. Al lugar acude una chica rubia, algo sorprendida, algo desesperada y evidentemente embarazada. En cualquier otro país, el hombre saldría corriendo. El destinatario casual, sin embargo, es francés. Así que termina por asumir la paternidad. Eso narra la nueva canción de moda en el país vecino, La lettre (La carta), y ni siquiera la canta una chica, sino el joven Renan Luce, convertido en la nueva estrella de la chanson française.
A los franceses les encantan los niños. Y los tienen por doquier. Más de lo que nacen en cualquier otro país europeo. Más incluso (proporcionalmente) de los que se tienen en la católica Irlanda, que hasta 2006 ostentaba la palma de oro de la natalidad. Poco importa que los franceses anden con la moral por los suelos, que el país lleve años rumiando la crisis económica, que el sentir común le tenga pánico al futuro, a la globalización, y que todos los diarios galos asuman que su país cada vez cuenta menos en la escena internacional. Ateniéndonos sólo a los datos demográficos, Francia tiene una salud de hierro.
En el Instituto Nacional de Estadística francés (Insee), prevén que, en 2030, vivan en Francia 67 millones de personas. Un 10,7% más respecto a los más de 60 millones censados en el país en 2005. Este estudio ha permitido doblar las previsiones de crecimiento demográfico establecidas en el anterior informe, que databa de 1999. Y es probable que los vaticinios vuelvan a quedarse caducos: fuentes del Insee explicaron a Magazine que los datos de 2007, que aparecerán en pocas semanas, confirman una nueva tendencia al alza.
Cifras que hacen palidecer a los vecinos. Si en 2006 nacieron 830.900 niños en Francia, en España fueron 481.102, algo más de la mitad. Mientras la nación vecina ostenta el primado en la UE en número de hijos por mujer, con casi dos vástagos, España está entre los últimos con sólo 1,35. Y eso que en 1976 cada española alumbraba, de media, casi tres hijos. Los organismos internacionales estiman que, para asegurar la renovación generacional de un país, es necesario llegar a una cota de 2,1 hijos por mujer. Un listón que no logra ninguno de los estados miembros de la UE.
En los últimos cinco años, España ha conseguido mejorar este índice, capital para evitar el envejecimiento de un país, gracias sobre todo a la fecundidad de los inmigrantes. Pero todavía estamos a años luz de Francia.
Martin y Marie Roy tienen 31 y 33 años y viven en París. A esa edad, muchos españoles todavía ni se plantean tener hijos. Ellos, en cambio, no se contentan con acunar a sus dos gemelos de cuatro meses, Maxim y Paolo sino que ya están pensando en tener el siguiente. «No somos ricos. Podríamos tener más comodidades sin hijos. Pero son esperanza para el futuro», comenta Martin. «Puede parecer egoísta», secunda su mujer, «pero quiero tener hijos que vengan a verme cuando sea vieja. Como ya tenemos dos niños, espero que la siguiente sea niña».
Además de las cuestiones emotivas, entre sus motivaciones también se encuentra un razonamiento socioeconómico, que por algo estamos en tierra de Descartes: «Los hijos garantizan que se mantenga el sistema de pensiones. Si no hay jóvenes que entran a trabajar, ¿quién pagará nuestras jubilaciones?», comenta Martin.
Una familia en el Elíseo. Desde un punto de vista filosófico, la fecundidad francesa, como declara el pensador y demógrafo Emmanuel Todd, es «un signo poco contestable de vitalidad» y un «desmentido colectivo» a esa sensación de crisis histórica que los franceses creen atravesar. Durante la toma de posesión de Nicolas Sarkozy como presidente de la República gala, el pasado 17 de mayo, todo el protagonismo fue para su familia: su ex mujer, Cécilia, y los cinco hijos de ambos (uno en común, y una pareja por cabeza de anteriores relaciones). Muchos creen que la reconciliación entre ambos, a pocos meses de los comicios, fue una artimaña de Sarkozy, convencido de que, de no aparecer con su familia ante los franceses, hubiese podido perder las elecciones.
Según Todd, «la revolución individualista que siguió a Mayo del 68 golpeó menos a la sociedad francesa que a la de otros países: los padres saben que, aunque haya que aguantar algún chaparrón económico, el Estado interviene para garantizar ayudas por nacimiento, inmobiliarias, guarderías públicas, además de una escuela y una sanidad ejemplares. La asociación del individualismo liberal y la intervención fuerte del Estado sostienen la fecundidad a largo plazo».
Francia no ha optado por medidas de impacto como los 2.500 euros que el Gobierno español atribuye por cada nuevo hijo. En el caso galo, ese cheque es de sólo 863 euros. Lo que no impide a las familias embarcarse en nuevos embarazos. ¿Por qué? Porque saben que contarán con una ayuda posterior de hasta 600 euros al mes en caso de las familias más necesitadas, una subvención de alojamiento que puede alcanzar el 50% del alquiler o la hipoteca, una reducción del impuesto de la renta en función del número de hijos, una extensa red de guarderías públicas y hasta deducciones por gastos de niñera.
Sólo a las grandes ciudades, como París y Lyon, les es más difícil asumir el ritmo de nuevos nacimientos. Pero ambos ayuntamientos han puesto en marcha un proyecto de construcción masiva de nuevas guarderías que empieza a dar frutos. Las ayudas a la natalidad, además, no son patrimonio ni de izquierdas ni de derechas; más bien una urna sagrada que todo presidente, liberal o socialdemócrata, gaullista o progresista, está obligado a respetar. Nicolas Sarkozy es el presidente más liberal que ha tenido Francia en toda la V República.
Una de sus premisas electorales fue la de recortar el gasto público. Sin embargo, en el capítulo familiar, el hoy jefe del Estado propuso, entre otras medidas, ampliar la baja por maternidad para los dos primeros hijos, aumentar el presupuesto de la política familiar y crear una nueva subvención para el cuidado de los niños menores de tres años. Y si una familia no es capaz de encontrar una guardería por falta de plazas o una niñera por falta de medios, puede exigir ante los tribunales a su ayuntamiento que las instituciones le ofrezcan una solución.
Emancipados más jóvenes. La edad en la que se accede a la independencia del núcleo familiar (en torno a los 20 años en Francia) también explica esta musculosa tasa de natalidad. Tras casi 10 años emancipados, muchos franceses empiezan a desear construir una familia llegados los 30 (la edad media del primer hijo está en 29,8 años), cuando en España muchos siguen despertándose en casa de mamá y papá con esa edad y hasta con sueldo.
Asimismo, muchas mujeres son renuentes a tener un hijo en España o Italia por no frenar su trayectoria profesional. En Francia, la masiva integración de la mujer al trabajo desde hace décadas facilita complementar ambas realidades. «Tenemos más éxito que otros países en la conciliación de la actividad profesional y la vida familiar», opina el director general del Insee, Michel Charpin. El 80% de las madres entre los 29 y los 49 años trabaja. Las tres cuartas partes, además, tiene al menos dos hijos.
Vincent Danguy, de 34 años, y su compañera Anne, vienen de una de las tiendas de ropa para bebés que proliferan en todos los barrios de París. Encarnan el ritmo medio de los franceses: un segundo hijo tres años después del primero: «No queríamos esperar eternamente para que luego nos pillase el reloj biológico».
No están casados. Otro de los motivos por los cuales Francia tiene una tasa mayor de natalidad que el resto de los países es que la procreación no está tan supeditada al matrimonio como en otros países de raíces católicas más profundas, caso de España, Italia e Irlanda. La mitad de los hijos que nacen en Francia lo hacen fuera del matrimonio. A historia de amor muerta, historia de amor puesta, piensan nuestros vecinos del norte.
Un poco como su presidente, Nicolas Sarkozy, que sólo dos meses después de hacer público su divorcio con Cécilia Ciganer, reconocía su noviazgo con la ex modelo y cantante Carla Bruni, que ya tiene a su vez otro hijo de una relación anterior. La pregunta de casi todos los franceses es si terminarán casándose. Parece que será en febrero. Lo que pocos dudan es que, llegado el caso, colaborarán con un hijo más al milagro de la fecundidad francesa.
La Agencia Tributaria ha pagado hasta el 31 de diciembre a 159.517 familias beneficiadas por los 2.500 euros por nacimiento o adopción. De esta manera, se superan las previsiones iniciales de realizar 120.000 pagos en 2007.
El importe total pagado a las familias es de 398,6 millones de euros. Además desde la Agencia Tributaria se asegura que el tiempo de espera para el cobro de estas ayudas es de treinta días desde el momento de la solicitud.
Desde el día 1 de julio de 2007, fecha de la entrada en vigor de la Ley, se han presentado 214.005 solicitudes, por lo que a 31 de diciembre se han entregado los pagos a casi el 75 por ciento de las solicitudes, faltando por pagar 54.488.
Andalucía, Cataluña y Madrid son las tres comunidades autónomas con mayor número de solicitudes y de pagos recibidos. Mientras que Canarias es la sexta Comunidad autónoma en solicitudes (9.412) y la séptima en pagos recibidos, faltando por pagar todavía 2.574.